En la noche del 6 de agosto de 2020, Valentino Blas Correas recibió un disparo por parte de la Policía, a cuadras de Plaza de Las Américas. En la desesperación, sus amigos condujeron hasta Nueva Córdoba, y llevaron al joven al Sanatorio Aconcagua, sobre calle Rondeau.
En el centro del salud, tres empleados le negaron el a Blas. Entre ellos, se encuentra Fernando Casalino, quien recibió una condena de 2 años y 6 meses de prisión condicional por haber reconocido su responsabilidad en el caso.
CÓMO FUE SU ACCIONAR LA NOCHE DEL CRIMEN
Cuando llegaron al Acocangua, Casalino le dijo a los amigos de Blas que no podían recibirlo, ayudó a cargar al joven baleado en el auto y le dijo al conductor que vaya al Hospital de Urgencias. La familia de Blas sostiene que en ese momento el joven estaba con vida, y que la ayuda de los empleados del Sanatorio podría haber cambiado su suerte.
“Fue todo muy rápido. No había luz en la cuadra esa semana. El o con Blas duró un minuto. Fue agarrarlo de las muñecas para subirlo al auto. No quisiera estar en una situación así de nuevo. No se lo deseo a nadie, fue muy triste”, aseguró Casalino en diálogo con El Doce.
“Yo siempre me dediqué a tareas istrativas. Hacía dos meses y medio que estaba en la guardia. Nunca me dieron una capacitación, ni curso de reanimación. Tampoco hay un manual de procedimientos”, dijo.
EL EMPLEADO PIDIÓ PERDÓN A LA FAMILIA DE BLAS
En el juicio abreviado, minutos antes del veredicto, Casalino pidió disculpas a la familia del joven asesinado, algo que le valió el agradecimiento de Soledad Laciar, madre de Blas. Tras la lectura de la sentencia, Laciar abrazó a Casalino.

“Fue un abrazo espontáneo y honesto. Me sentí aliviado. Soledad es una guerrera, una luchadora, le dije que siga buscando justicia por Blas”, contó. “Reconozco que me puedo haber equivocado y pido perdón”, cerró.