Argentina tiene un pionero en la carrera espacial, aunque su historia quizás no sea tan conocida. Se trata de Juan, un mono caí originario de la selva misionera, quien ostentó el título de ser el primer astronauta del país. Sus últimos años de vida los pasó en el zoológico de Córdoba.
EL ASTRONAUTA QUE VIVIÓ EN EL ZOOLÓGICO DE CÓRDOBA
Su viaje al espacio tuvo lugar el 23 de diciembre de 1969, apenas cinco meses después de que la humanidad pisara la luna. Por aquel entonces, el país contaba con su propia entidad dedicada a la investigación espacial, la Comisión Nacional de Investigaciones Espaciales (Conae). Este tripulante animal fue protagonista de una iniciativa científica trascendental para la época.
La histórica travesía del primate formó parte del proyecto Experiencia BIO. Para esta misión, la entidad espacial argentina lanzó el cohete sonda Canopus II. El vuelo tuvo una duración de tan solo ocho minutos y alcanzó una altitud cercana a los 90 kilómetros, tocando el límite entre la atmósfera terrestre y el vacío sideral.
Este despegue se llevó a cabo desde el Centro de Experimentación y Lanzamiento de Proyectiles Autopropulsados ubicado en Chamical, en la provincia de La Rioja. Durante el ascenso, el animal viajó en un asiento especialmente diseñado para él, manteniéndose sedado para asegurar su bienestar y la ejecución del ensayo.
Tras su regreso a tierra firme, el simio vivió durante dos años más en las instalaciones del zoológico de Córdoba. Allí, se transformó en la principal atracción para los visitantes hasta su fallecimiento.
Juan tuvo un predecesor en los experimentos biológicos nacionales con cohetes: una pequeña rata llamada Belisario, que en abril de 1967. Según Diego Bagú, quien dirige el Planetario de La Plata, aquella experiencia posicionó a Argentina como el cuarto país a nivel global en realizar pruebas con seres vivos en lanzamientos de este tipo, siguiendo solo a Estados Unidos, la Unión Soviética y Francia.
